Fue en la Edad Media cuando el gato negro adquirió su mala fama, se creía que este animal era un fiel sirviente de las brujas. Es más, en el siglo XIII la Iglesia inició una persecución contra ellos, al considerar que las brujas se transformaban en ellos, o poseían temporalmente su cuerpo, para moverse libremente, convirtiendo a estos animales en símbolos del diablo. Posiblemente, estas creencias son las que originaron la superstición. Si un gato negro puede ser la encarnación de una bruja, y nos cruzamos con uno, podemos ser víctimas de cualquier maldición, mal de ojo...
En algunos sitios se dice que el ver un gato negro trae mala suerte, en otros, la mala suerte se da si se nos cruza por delante, en otros, si esto ocurre pasadas las 12 de la noche.