jueves, 31 de mayo de 2012

Barreras Arquitectonicas

Este domingo por la mañana, como hacía tan buen día, salimos a dar una vuelta por un parque cerca de casa, que conocemos como el de la Catarata. Fuimos toda la familia, nosotros, el niño, el perro y mi madre. Mi madre está enferma y no puede andar, por lo que sale a la calle en silla de ruedas. Debido a esta circunstancia vamos correctamente por las aceras, cruzamos por los pasos de peatones en los que el bordillo está al nivel de la carretera, en fin, cumplimos y respetamos todas las normas que afectan a los peatones.

Al lado de este parque hay una agrupación de fútbol con varios campos donde juegan niños y mayores, y ya os podéis imaginar como estaba todo aquello de coches, hasta arriba. Lo malo de todo es que aparcan de cualquier manera, incluso subido a las aceras.

Hay zonas en las que las aceras son estrechas y las farolas y las señales de tráfico están colocadas de tal forma que se comen mucho sitio por lo que se pasa raspando.

Como el niño quería jugar con el perro mi marido los llevó a un descampado para que se desfogaran corriendo y saltando por lo que seguí paseando con mi madre.

Pero hete aquí que iba yo empujando la silla con mi madre en ella, por supuesto, y nos damos de bruces con una furgoneta subida a la acera, que como ya os digo son estrechas, que nos impidió pasar. Tampoco pudimos bajar a la carretera porque entre coche y coche no había espacio para que cupiese la silla. La opción de volver por donde habíamos venido la descarté porque casi tenía que ir marcha atrás dado que no tenía sitio para dar la vuelta a la silla. Visto todo esto no me quedó más remedio que subirme por la tierra de un desnivel que bordea la acera y rezar para que la silla no se volcara y mi madre saliera rodando por el suelo.

Hay otras zonas en el barrio en las que las aceras son anchas, tan anchas que un coche cabe entero en ellas, y eso, por que cabe un coche ya no cabemos lo peatones. Es muy cómodo aparcar frente al portal de casa aunque molestemos a los vecinos.

Lo que me pasó me trajo recuerdos de cuando mi hijo era pequeño y le llevábamos a pasear en el carro y había veces que no podíamos pasar por lo mal aparcados que estaban lo coches. Me pasó con mi hijo y ahora me pasa con mi madre.

 ¡Por favor, respetad las aceras y los pasos de peatones! Siempre hay alguien que no puede pasar, ya sea en silla de ruedas, con un coche de niños o una persona mayor.



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