Los españoles al no haber
participado en la I Guerra Mundial tuvieron unos años 20 de buena vida, con lo
que se incrementaron los vicios y excesos, sobre todo los importados como el
rapé (tabaco inhalado). Todos los hombres que se querían dar de elegantes y
aparentar un cierto estatus consumían
polvo de tabaco. El rapé se intercambiaba como cortesía, como en los
tiempos modernos con los cigarrillos (¿Quieres echar un piti?). En este caso
con el rapé sería ¿Quieres echar un polvo? Dios que mal suena esto en la época
actual, menos mal que ya no se usa el rapé.
Bueno, que me voy por las ramas. Como “doparse”
delante de las señoras no estaba bien visto, los hombres cuando sentían la
necesidad (abstinencia) de un chute de tabaco esnifado se ausentaban de la
estancia para "echar un polvo". Hasta aquí todo normal y decente.
Las ausencias de las estancias a veces
tenían otras razones menos decentes como encontrarse en una habitación con
alguna dama o sirvienta para tener relaciones, poniendo como excusa
"Voy a echar un polvo". Hoy en día esto no sirve como excusa.
En la actualidad se podría poner como excusa "Voy a bajar la basura"
y te vas a enrollar con la vecina del octavo.
Ahí queda eso, espero que os haya gustado.